La mente matemática se refiere a la capacidad de organizar, clasificar y cuantificar la información que nos aporta nuestra experiencia con el medio ambiente a través de nuestros sentidos, mismos que se favorecen por las tendencias humanas de exploración, orientación, perfección y exactitud, por eso es que de alguna forma todas las áreas que se trabajan dentro de los ambientes Montessori, son importantes.
Desde el nacimiento, a la par de la madurez de sus habilidades, el bebé inicia esta increíble labor: explora a través de la vista y después con el tacto, calcula cómo alcanzar los objetos, y con la manipulación y la repetición va creando aprendizajes que le sirven de andamiaje para construir más y más, cada vez.
La vida práctica es el trabajo que, por excelencia, aporta las bases para el resto de los aprendizajes, no solo porque se trata de algo tangible y cotidiano, sino porque requiere que todos los sentidos se involucren con organización y orden: hay un inicio, un proceso y un resultado; se ejercita la coordinación motriz, hay pasos lógicos a seguir, puntos de interés y un control de error muy obvio; permite la repetición y, por ende, el perfeccionamiento; favorece la autoestima, la confianza en sí mismo, la adaptación y, por supuesto, el cuidado del ambiente y de la propia persona.
El lenguaje es la llave que le ayuda a precisar y clasificar sus impresiones y, el aumento de su vocabulario, lo lleva a una comprensión más profunda y exacta de su entorno, ya que cada palabra encierra la construcción de un significado, favoreciendo la universalización de los conceptos, por ejemplo, una vez que ha construido el significado de “taza”, y si nos referimos a una “taza larga”, podrá hacer la imagen mental precisa (diferenciando de ancha, grande, etc.), por eso, el lenguaje que se le ofrece al niño (a cualquier edad) debe ser real y abundante.
Los materiales de desarrollo Montessori son abstracciones materializadas, es decir, dan la información aislada de una característica que se desea resaltar, de tal forma que el niño pueda identificar, explorar y construir su aprendizaje. Esta información se refiere a olores, sabores, formas, diseños, colores, proporciones, texturas, temperatura y peso, con las que podrá inferir nuevos aprendizajes.
El área de material sensorial (también conocido como áreas culturales) que, en particular, se trabaja en Casa de los Niños, es un preámbulo a las matemáticas, la geometría y el álgebra, además de aportar información cultural sobre geografía, historia y todas las ciencias naturales que ya, en Taller, se abunda con material propio.
La mente matemática se ocupa de muy diversas habilidades: memoria, concentración, resolución de problemas, razonamiento lógico, capacidad de análisis e inferencia, pensamiento crítico, recuerdo del conocimiento numérico, memoria de trabajo… transformando conceptos abstractos en soluciones tangibles.
Cada vez que resolvemos un problema, diferentes áreas del cerebro se activan, colaborando para encontrar una respuesta.
Con el material de desarrollo de matemáticas el niño puede manipular la información que se va a traducir en un razonamiento lógico que lo llevará a establecer patrones, relaciones exactas, y a la resolución de problemas, no solo de operaciones, sino también de la vida diaria, es decir, lo prepara para ordenar y clasificar el mundo.
Sin embargo, la mente matemática tiene una función mucho más exquisita. Se trata de generar nuevas y mayores conexiones neuronales que, al efectuarse en distintas partes del cerebro, despierta y activa la inteligencia para resolver cualquier situación, para planear, para pensar de manera abstracta y entender ideas complejas, para aprender de la experiencia, para ser más creativos y expresarnos a través del arte, para gestionar mejor nuestras emociones, para tomar decisiones más conscientes y razonadas, para ser más empáticos y comprender nuestra misión cósmica.
Y aun cuando la mente razonadora tiene un gran despertar de los 6 a los 12 años, es desde pequeños que, en nuestro hogar, podemos poner a su alcance actividades, dinámicas, juegos y responsabilidades que le van a favorecer, como:
- Permite que manipulen y experimenten con diferentes objetos.
- Realiza actividades en donde se deba identificar, comparar y clasificar.
- Mostrarle los efectos sobre las cosas en situaciones cotidianas: cómo se consume una vela, cómo hierve el agua, etc.
- Estimula actividades de observación y concentración: contemplen la forma de las nubes, escuchen los sonidos a su alrededor, etc.
- Utiliza juegos inteligentes: sudokus, memoria, dominó, cartas, juegos de estrategia, ajedrez, adivinanzas, etc.
- Plantea problemas que conllevan un reto o esfuerzo mental.
- Aprovecha eventos que sucedan para buscar una explicación lógica y compartan sus reflexiones.
- Permite que se involucre con cantidades y operaciones sencillas: precios, compras, pagos.
- Imaginen posibilidades y diferentes escenarios para establecer hipótesis: ¿qué pasaría si…?, ¿qué harías si…?, etc.
Recuerda que lo importante es el proceso, y no tanto el resultado, porque lo que queremos es ejercitar la mente y aprender de los errores.